jueves, 11 de marzo de 2010

Legalizándome

Y acá estoy...
resacoso frente a una inerte pantalla,
a la espera de que salga mi número.
En ocasiones el tiempo se detiene,
este es uno de aquellos momentos.
Avanzan lentamente, uno tras otro,
en un juego mecánico y cancino.
Aletargado espero mi turno.
Absurda carencia de sentido.

Somos cientos de inmigrantes en la misma.
Un puñado variopinto de nacionalidades,
Atiborrados, ansiando el llamado.
La puerta al "paraíso" de la Union Europea,
la que se hace cada vez más estrecha.
Los filtros son más absurdos que nunca,
los muros fronterizos infranqueables.
La diminuta esperanza sigue latente.
Siniestros buitres ladran burrocracia...
Pinches Rotwaillers postmodernos.

Hay caras largas.
Preocupación, fatiga y sueños.
Albañiles, cuidadoras de ancianos,
estudiantes, electricistas, mecánicos,
limpiadoras, cocineros, músicos,
y uno que otro camarero.
Savia nueva ofreciendo pulmones,
trucando vitalidad y juventud,
sangre fresca para el viejo mundo.

¡Beeep! Nº 63, "Becerra tu turno".
Una joven procuradora asiste en mi cruzada.
Claro, a cambio de 230€ que ya no tengo.
No se su nombre, solo sé que lleva gafas,
que es joven, simpática y española.
Irradia vitalidad y energia,
detalles que alguna vez vi en un espejo.
Hoy solo soy un fantasma que espera su turno.

Llegamos a otro despacho,
decorado con un agrio sujeto.
La saluda a ella y a mi me ignora.
Petulantemente le da golpes al teclado.
A veces bastan nimios segundos,
para poder odiar a una persona.

"Nombre", me ladra.
"Pasaporte", again.
"¿Tienes certificado de antecedentes?"
"¿Está legalizado?"
Y comienza a exigirme un cerro de papeles:
que el DNI de mi madre,
que el padrón actualizado,
los sellos del Vaticano,
Mi certificado de defunción,
y un cretino y áspero etcétera...

Su cara de culo con sarna de golpe se ilumina:
"Ahh, pero faltan tus pruebas históricas".
Ya las había entregado.
"Pues aca no están señor Centeno"
Es Becerra...
De reojo observo a mi asistente,
la cual ya no me parece tan simpática.
Si, estoy seguro que te las había entregado.
"¿Acaso las has extraviado?".

Se filtran por mi mente oscuros pasajes.
Vivencias de estos ilegales tres años.
Haciendo malabares con un sueldo de mierda.
Trabajando más horas que dios.
Aguantando los más horrendos personajes.
La autoridad engendra tiranos,
y a más de uno tuve que llamar jefe.
Sudando frío cada cuando veía un policia,
y más cuando uno se fijaba en mi miedo.
Tragándome atropellos cotidianos.
Cargando mi arrugado pasaporte a todos lados.
Hasta cuando defecaba algún shawarma,
en algun lóbrego antro sin nombre.
En fin...

"Usted no se preocupe Señor Becerra",
Me dice la niña con aires de dentista.
"esto no le va a doler".
Se despide y corre al encuentro de otro cliente.
Me siento estafado.
¿Pero que hago?.
Largarme de este lugar ya es algo.
Meditabundo y cabizbajo.
De pronto distingo en un muro,
un arañado letrero que reza:
"¿Sufres, lloras, estas desesperado?.
Ejercito de Salvación, ven al encuentro del Señor"
Mmm...
solo hay algo que me puede salvar,
un frio quinto con los dos €uros que me quedan...

...La vida es una hermosa mierda, ¿no te parece?


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