jueves, 13 de mayo de 2010

Cárcel




Hace aproximadamente un siglo, Luis Emilio Recabarren(*), daba una conferencia en Rengo como motivo del primer centenario de la República de Chile. Mientras en la mayoría del país, el pueblo era embrutecido por los destilados de la fiesta; el dirigente sindical exponía la situación de las carceles del país, entre otros temas.

Describía la cárcel como una escuela de práctica y asimilación para el aprendizaje del crimen.

"Yo creo que la prisión no es un sistema penal digno del hombre y propio para regenerarle. Hoy que se habla tanto de progresos y que se celebra como un gran acontecimiento el haber llegado a los cien años de vida libre, yo me pregunto, ¿ha progresado en la República el sistema penal? ¿Ha disminuido el número de delincuentes? ¿Cuántas cárceles se han cerrado a impulsos de la educación? ¿Ha mejorado o progresado siquiera la condición moral del personal carcelario o judicial que podría influir en la regeneración de los reos? Ninguna respuesta satisfactoria podría obtener".

Hoy, a meses de llegar al bicentenario, las cárceles en Chile (y en el resto de sudamérica) no han cambiado su cara. posibilidades para reformarse son mínimas, sobre todo por la vuelta de espalda que da la sociedad a los reclusos.



(*)(1876-1924) Destacado sindicalista Chileno, considerado el padre del movimiento obrero chileno revolucionario izquierdista.

miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Drogo?

El día que me dí cuenta
que era un drogadicto,
murieron treinta y dos personas,
todas en la gran ciudad.
Siete de ellos eran seres olvidados,
los demás quién sabe.
Volví a mi cueva,
puse un disco añejo,
cerré mis ventanas,
y divagué sobre mi etiqueta.

El día que me dí cuenta
que era un drogadicto,
pasó demasiado rápido,
igual que los días en que fuí feliz.
Brindé enrrollando ilusiones,
quemando momentos,
disipando dudas y temores.
Absorto ante la nada
deposité todas mis esperanzas
y cavilé sobre mi condición.

Decidí consultarlo.

A Pedro también le había ocurrido,
Pero él cayó en razón a tiempo.
Arrojó la droga al pasado,
encendió su televisor,
bebió su café con cigarro.
Me lo dijo mientras corría a su empleo,
con una factura en los bolsillos,
principiando un strees de infarto.
Pensando en hacerle la vida imposible,
a su ex-mujer que le importaba un carajo.
"Has hecho bien chavalillo"