sábado, 27 de marzo de 2010

Od(i)a al mundo

Mundo culiao cruel, vil e insensato.
Conjunto de mierda absurdo e íncoloro.
Tiembla sofisticado gusano,
hoy verás una fogata en el infierno.
Seras funado por lo canalla de tus actos.

Mundo rancio, puto y mentiroso.
Callejón oscuro de balas y dinero.
Paladín de lo injustificable.
Generas fantasías a un lado,
Mientras ciudades enteras son bombardeadas
por aduladores proxenetas de mercado,
presidentuchos de alcantarillado,
que babean mierda por “your bissnes”

Mundo inquisidor, canuto conservador (y la Conchetumadre).
Pagano ente vestido con medallitas,
Virgencitas, y curitas y diezmos.
Manga de lobos calientes cuidando el rebaño,
vomitando valores,
prometiendo verdades.

Mundo Lamebotas, gallina maraca,
vetusto animal podrido de inconciencia.
Le prestas el culo a cualquier longy con grados,
ya sean estrellas doradas o negras sotanas.
Pleitesioso con el dictador,
condescendiente perra desmemoriada,
cometa cargado con calamidades.

Mundo asesino, gris y enfermizo.
Patético drogadicto de poder.
Te mandas a la vena sobredosis de riquezas,
mientras defecas contaminación en tus esclavos,
violentas aves carroñeras los vigilan,
para que no escapen a la jaula del mercado.

Mundo cínico y truhán.
Sádico maestro del disfraz.
Productor de migajas de éxito,
consumido por los pobres de espíritu,
bestias enajenadas con tu cortejo,
grises hombrecillos que merodean por las urbes,
lacayos individualistas y morosos.

Mundo masoquista, cursi,
o simplemente mundillo.
Pajero arribista corroído por la vanidad.
Esperpento técnologizado y farandulero.
Fétido peluche roza totalmente programado,
sencillamente fome o hueco.
(Eufemísticamente hablando).

Sacudete fuckin mundo,
golpea al adormecido Leviatán,
al usurero mercader,
al conservador capellán.
Seguiré vomitando en tu honra
hasta el día en que mi guacha muerte
me propine el tiritón de la ídem,
Conectándome el apagón de tele cósmico.


Los dioses paganos, han hablado.



miércoles, 24 de marzo de 2010

Esperando nada



En ciertas ocasiones, atribulado y meditabundo, opto por refugiarme en algún garito. Entrar, pedir un casco y mimetizarme con el vacío. Tratar de que fluyan pérgolas de la mente. Instalarme en algún olvidado rincón, A la espera que llueva lucidez a destajo. A veces esperando nada. Pero ahí. Agazapado como una siniestra araña, aguardando una volátil mosca. Imploro una señal.

Estoy harto de ser carne para el sistema. Voy engendrando un sincero odio por la monotonía de presente. Doy palos de ciego. Balbuceo cavilaciones inútiles. Vagos. Inconexo con la pureza del veneno, que tragamos a diario. Las circunstancias se tiñen de vomitivos purgatorios. Frenéticamente trato de arrancar de ellos. Pero el destino a inoculado una displicente cobardía. La muy cretina somete mis juicios. Sueños, anhelos, ilusiones; y miles de mierdas mas. Cacareando como una ordinaria gallina, no hago más que poner huevos podridos.

Desde el peñasco en que bebo mi chela, distingo a un anciano. Pareciera que la vida a a curtido su cara con un serio semblante. De mala ostia fuma un fétido Ducado Blanco. Hasta los pedos más toxicos huelen mejor que el humo de aquel cigarro. Un incienso olor a caca de industria. Un auténtico homenaje al mal gusto. De momentos le da sutiles ósculos a su vaso de Gin Tonic. No se avergüenza de su odio. Está orgulloso de su rabia. Casi feliz de ser un veloz maratonista, que nunca llegará a la meta. Pasa de ella. La conoció por antojadas imagenes creadas en el avispero de su cráneo. Enfadado y petulante, mira todo con un sejo desdeñozo.

Seguramente se debe cagar en la sociedad de consumo. En las nuevas tecnologias comunicativas. En todos los estudios sobre la angustia existencial de los seres humanos. Defeca sobre marcas, modas, liposucciones, politica y escaparates. Nada. Ya eligió la caberna de su cubata. Nos deja la pista libre para seguir bailando con nuestros demonios.

De un momento a otro se para de su asiento. Bebe de su elixir y, tal como lo hace un cura desde su púlpito, dispara a los comenzales:

“Allá vosotros, con sus vacaciones y plásticas necesidades. Atiborrense de facturas, neveras llenas y absurdas electro-excentricidades. Inhalen sus deudas y sacién su sed de status, de apariencias... Hermosas fútilidades del plástico jardín del consumo. Corran de la casa al trabajo, del trabajo a la rutina, corriendo en círculos. Cuidando vuestros mediocres puestos de oficina.

“Odien las guerras, amen sus ídolos de barro, refresquense a diario de idealismos pasajeros. Conoscan lugares hermosos, satisfagan su vista con parajes paradisiacos. Lean, mimetízense con cultas mentes. Aunque no sepan ningún carajo de la vida, opinen. Destruyan, sueñen.

“ Caguense en la filosofía, tal como ella lo hace en ustedes. Enfádense contra sus dioses. Rompan sus celestiales pactos. Fundan con dicha esos diáfanos grilletes que someten la cotidianidad. Disfruten del presente, menos metas y más vida. Todo el puto saber, todos los mandamientos se pueden minimizan a esto. Menos razónamiento utópico. Más dicha y serenidad. Es lo que les dice un borracho, que aun no sabe donde está su casa, ni su amor, ni su suerte. Y tu empaquetado mequetrefe, cobra de una puñetera vez esta bazofia que llamas trago.

El camarero a quedado absorto. Al igual que todos los zombies que mamamos de nuestras tetas de vidrio. Con un respetuoso silencio, el aludido muchacho le cobra. “Quédate con el cambio”...

Coge su singular sombrero y se pira del bar. Los murmullos de la sala, se convierten en un humilde homenaje. Oreja y rabo para la simpleza de este torero, que nuevamente ha salido en andas de la arena. Ole por su conformismo. Por su hidalguia frente al vacio. Ergido y serio, emprende la huida por la pasarela que conduce a su tumba.

Yo cavilo. La ventaja de ser un don nadie consiste en disparar al vacío, dando siempre en un blanco. Es la simpleza de regocijarse con lo palpable. Reirse del perro que le ladra a la luna. Sabiendo que si la alcanzara no sabría que hacer con ella. La mayoría de los humanos intracendentes dan esto por hecho. De los infiernos del mundo pueden crear hermosos lienzos. Que solo ellos disfrutan y admiran. Los bares estan llenos de esta comprensible naturaleza abstracta. Pinceladas de autorreferencia convierten estas obras en aburridos retratos. Cuelgan de inútiles paredes, levantadas para darle sentido a la vida en sociedad. En esta sociedad.

Otros seres viven atormentados por sus metas. Tienen en mente apoteósicas esculturas doradas. Pero viven con las manos atadas para concluir su obra. Estan tan obsecados con parirlas, que olvidan engendrarlas en el dia a dia. No disfrutan de los silencios y sus hermosos detalles. Van frenéticos y locos. Asustados porque a su reloj de arena se le agota la batería. Podrán terminar sus creaciones. Sin embargo su misma ritmo de vida, les pedira otra y otra y otra. Hasta ser consumidos por lo inevitable.

Lo inevitable nos llega a todos. Tarde o temprano se nos cruza por el camino. Y generalmente es demasiado tarde. No hay fuerzas ni tiempo para arrepentirnos. Solo algunos privilegiados pueden vislumbrar luces en el ocaso. En el indeterminado lecho de muerte, el displicente, es torturado por su decidia. Mientras que el inconformista es atormentado por su lecho de muerte. No disfrutó ningún momento, por lo que sufre en el más sublime segundo del hombre: El del ocaso terrenal.

Y yo, sigo vagabudeando por los arrabales de mi cerebro. Con mi libertad vigilada por mis ambiciones. Creo ser un displicente sujeto. Sin embargo hay algo que me levanta. Que me eleva por sobre mis frustraciones y me convierte en lo que anhelo ser. Mi problema es que aun no lo sé. Aunque hay una palabra que murmuro cada noche al apagar el foco: trascendencia.

Mientras se acaba mi birra. Creo que la botella tiene un agujero. O tal ves yo estoy demasiado vacio. ¿Quien sabe?. Por suerte existe la literatura. Valiosa herramienta que le da vida a mi caos existencial. Puedo ser un don nadie, pero también un soñador que no se rinde. Que puede lograr algo. Y me gusto. Me gusto verme a traves del fresco optimismo de tus ojos. Me gusta reflejarme en la comprensión de tu sonriza. Sin querer logras eufóricas motivaciones en este labrador, que lucha para sacar vida de su fantasmal siembra.

Insisto, por suerte existen los libros. Y tu presencia que le da un noble sentido a la anarquia de prioridades que nublan mi mente.

jueves, 11 de marzo de 2010

Legalizándome

Y acá estoy...
resacoso frente a una inerte pantalla,
a la espera de que salga mi número.
En ocasiones el tiempo se detiene,
este es uno de aquellos momentos.
Avanzan lentamente, uno tras otro,
en un juego mecánico y cancino.
Aletargado espero mi turno.
Absurda carencia de sentido.

Somos cientos de inmigrantes en la misma.
Un puñado variopinto de nacionalidades,
Atiborrados, ansiando el llamado.
La puerta al "paraíso" de la Union Europea,
la que se hace cada vez más estrecha.
Los filtros son más absurdos que nunca,
los muros fronterizos infranqueables.
La diminuta esperanza sigue latente.
Siniestros buitres ladran burrocracia...
Pinches Rotwaillers postmodernos.

Hay caras largas.
Preocupación, fatiga y sueños.
Albañiles, cuidadoras de ancianos,
estudiantes, electricistas, mecánicos,
limpiadoras, cocineros, músicos,
y uno que otro camarero.
Savia nueva ofreciendo pulmones,
trucando vitalidad y juventud,
sangre fresca para el viejo mundo.

¡Beeep! Nº 63, "Becerra tu turno".
Una joven procuradora asiste en mi cruzada.
Claro, a cambio de 230€ que ya no tengo.
No se su nombre, solo sé que lleva gafas,
que es joven, simpática y española.
Irradia vitalidad y energia,
detalles que alguna vez vi en un espejo.
Hoy solo soy un fantasma que espera su turno.

Llegamos a otro despacho,
decorado con un agrio sujeto.
La saluda a ella y a mi me ignora.
Petulantemente le da golpes al teclado.
A veces bastan nimios segundos,
para poder odiar a una persona.

"Nombre", me ladra.
"Pasaporte", again.
"¿Tienes certificado de antecedentes?"
"¿Está legalizado?"
Y comienza a exigirme un cerro de papeles:
que el DNI de mi madre,
que el padrón actualizado,
los sellos del Vaticano,
Mi certificado de defunción,
y un cretino y áspero etcétera...

Su cara de culo con sarna de golpe se ilumina:
"Ahh, pero faltan tus pruebas históricas".
Ya las había entregado.
"Pues aca no están señor Centeno"
Es Becerra...
De reojo observo a mi asistente,
la cual ya no me parece tan simpática.
Si, estoy seguro que te las había entregado.
"¿Acaso las has extraviado?".

Se filtran por mi mente oscuros pasajes.
Vivencias de estos ilegales tres años.
Haciendo malabares con un sueldo de mierda.
Trabajando más horas que dios.
Aguantando los más horrendos personajes.
La autoridad engendra tiranos,
y a más de uno tuve que llamar jefe.
Sudando frío cada cuando veía un policia,
y más cuando uno se fijaba en mi miedo.
Tragándome atropellos cotidianos.
Cargando mi arrugado pasaporte a todos lados.
Hasta cuando defecaba algún shawarma,
en algun lóbrego antro sin nombre.
En fin...

"Usted no se preocupe Señor Becerra",
Me dice la niña con aires de dentista.
"esto no le va a doler".
Se despide y corre al encuentro de otro cliente.
Me siento estafado.
¿Pero que hago?.
Largarme de este lugar ya es algo.
Meditabundo y cabizbajo.
De pronto distingo en un muro,
un arañado letrero que reza:
"¿Sufres, lloras, estas desesperado?.
Ejercito de Salvación, ven al encuentro del Señor"
Mmm...
solo hay algo que me puede salvar,
un frio quinto con los dos €uros que me quedan...

...La vida es una hermosa mierda, ¿no te parece?